'(...) Y si el mar que
fue aquella lejana bestia oculta me preguntara
qué ha sido de mi deseo desmesurado, le respondería
pero déjame tranquila, estoy más que harta de
tus demoras. Pero él sabe mejor que yo cuáles
son las virtudes del ser humano. Yo le digo que más
feliz es la tarántula en su propio jardín,
él me contesta pero tú no sabes capturar. Las riendas
se me escapan si no respeto el poder de la
racionalidad lo sé tú lo sabes lo saben algunos pero
de la misma manera la querida tienda de los
descontentos a veces
perfora también mis sueños. Y tú lo sabes. Y yo
lo sé pero todavía llevo a la vanguardia a cuestas
sobre mis hombros y ríe y escupe como una vieja
bruja, y ni siquiera sé dónde tengo que
coger el tranvía que acrecienta tus sueños,
y mis estrellas. Pero tú ves que yo también he perdido
la irisada gracia de quien sabe pasar por encima de esas menudencias.
Debo comer. Tú debes correr.'
fue aquella lejana bestia oculta me preguntara
qué ha sido de mi deseo desmesurado, le respondería
pero déjame tranquila, estoy más que harta de
tus demoras. Pero él sabe mejor que yo cuáles
son las virtudes del ser humano. Yo le digo que más
feliz es la tarántula en su propio jardín,
él me contesta pero tú no sabes capturar. Las riendas
se me escapan si no respeto el poder de la
racionalidad lo sé tú lo sabes lo saben algunos pero
de la misma manera la querida tienda de los
descontentos a veces
perfora también mis sueños. Y tú lo sabes. Y yo
lo sé pero todavía llevo a la vanguardia a cuestas
sobre mis hombros y ríe y escupe como una vieja
bruja, y ni siquiera sé dónde tengo que
coger el tranvía que acrecienta tus sueños,
y mis estrellas. Pero tú ves que yo también he perdido
la irisada gracia de quien sabe pasar por encima de esas menudencias.
Debo comer. Tú debes correr.'
Amelia Rosselli
(La libélula. Panegírico de la libertad, Sexto Piso, 2015)
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