Algunhas das persoas da nosa vida son dragóns da sorte. Outras coas que temos a circunstancia vital de nos cruzar son a Nada, que aterradoramente se achega para destruilo todo ao seu paso... A utopía é o reino cara o que montamos... a emperatriz infantil é unha nena, é unha nena sen rotina e con respeto polos xeitos de vida de cada ser de Fantasía. Na miña terra -o caderno branco- isto tamén é así.
Para H. dragonciña da sorte, chisco dobre, sempre enfronte, sempre forte...
Y otra vez hizo un guiño, ahora con el otro ojo.
-Te he salvado la vida... -repitió Atreyu- por una hora, porque más no nos queda a ninguno de los dos. Siento el veneno de Ygrámul cada vez con más fuerza.
-No hay veneno sin contraveneno -respondió el dragón blanco-. Ya verás como todo sale bien.
-No sé cómo -dijo Atreyu.
-Ni yo -contestó el dragón-, pero eso es precisamente lo bueno. A partir de ahora todo te saldrá bien. Al fin y al cabo, soy un dragón de la suerte. Ni siquiera cuando colgaba de la red había perdido la esperanza... y tenía razón, ya ves.
Atreyu sonrió.
-Dime por qué has venido aquí... y no has ido a otro lugar, a otro lugar donde quizá podrías curarte mejor.
-Mi vida, si la quieres, te pertenece -dijo el dragón-. Pensé que necesitarías una cabalgadura en tu Gran Búsqueda. Y ya verás: es muy distinto arrastrarse por ahí sobre dos piernas o, incluso, galopar sobre un buen caballo, y surcar los aires sobre las espaldas de un dragón de la suerte. ¿De acuerdo?
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