"Traje conmigo a Francia mi precioso pañuelo. Como un estandarte que hubiera hecho muchas campañas, sus colores ahora están apagados.
Es ahora cuando lo encuentro más hermoso. Está acribillado de agujeros mi pañuelo. No fueron las balas las que lo llenaron de estrellas, sino mi primer cigarrillo, aquel prodigioso día en el que, con mano torpe, enrollé el tabaco que un ruso me dió".
ELINA, ODETTE, Sin flores ni coronas, Periférica, Cáceres, 2008. [Postfacio de Silvie Jedynek]
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