mércores, 9 de outubro de 2019

Fogar, doce lar.


Porque escribir es habitar el tiempo: presente, pasado y futuro.  

mércores, 2 de outubro de 2019

Poética

Pienso que el tiempo no se puede aprehender, pero me acerco a esa quimera cuando escribo. Las puntitas, mis yemas, tocan el narrar en sí, el verbo - carne de mi sangre - hecho tempo tejido de(l) tiempo que crea la realidad de la que nacen las palabras que conforman este pienso. 

Quizás, si me distancio, sueño que capto luz, la mayoría de las veces se escapa, es un reflejo mojado, neón sobre el asfalto... Y yo me distraigo hasta dar con otra idea que cree que fui caminando hasta lo que seré. 

Hay personas que no pueden mirarse en el espejo, a mí me gusta esa transferencia que simula transfiguración, ¡trascendencia... tschhh... mierda!

A lo mejor es sólo una cuestión de género, porque como dijo Barbey D'Aurevilly "para los dandis como para las mujeres parecer es ser", pero se equivocaba. Yo he venido aquí a hablar de mi verdad. 


Y no importa


"No sé nada del valor de lo que puedo escribir"

Natalia Ginzburg

xoves, 26 de setembro de 2019

As de espadas

"Y en medio del desastre me aferré a dos abstracciones peligrosas: mi optimismo oscuro y la certeza de que, entre la espada y la pared, siempre podía elegir la espada"

Leila Guerriero

luns, 2 de setembro de 2019

Yo quiero


Yo quiero escribir sobre el placer de dar una puñalada en una noche de lluvia, 
la locura del alcohol en la sangre 
y el miedo dulce que me reconforta.

Félix Francisco Casanova

luns, 15 de xullo de 2019

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 ¿Cómo contar una historia mientras se está contando otra? 

Ricado Piglia

"Los caminos de la expresión tanto como los de las ideas permanecen abiertos para quien se arriesgue a su soledad."

La febril construcción de marcos 'ad hoc' para el arte de consumo -sin ningún doble sentido ni mala intención en esto último- nos ha estado llevando, no a una superación de límites físicos o temáticos de lo creativo, sino más bien a una simplificación de contenidos y compromisos. Y esto es tan palpable que sólo falta que caiga en gracia prescindir de los marcos como máxima expresión de este gesto, del sometimiento a ellos; algo así como decir: ya no hacen falta los marcos porque todo nace enmarcado; en este supuesto, la fiebre del desprecio lo inundaría todo.


Como siempre en circunstancias semejantes, salta a la vista que las cosas, si no falsas, sí que resultan fingidas, pero también es verdad que los caminos de la expresión tanto como los de las ideas permanecen abiertos para quien se arriesgue a su soledad.

Isidoro Valcárcel Medina

domingo, 10 de febreiro de 2019

"Esta es una escena por la que un marinero daría sus ojos"


Esta es una escena por la que un marinero daría sus ojos. El barco es ignorado. El iceberg asciende y de nuevo se hunde; sus vítreas cumbres corrigen elipses en el cielo. Esta es una escena donde quien pisa las tablas se vuelve torpemente retórico. Es tan ligero el telón que podrías subirlo con las más finas cuerdas, espirales de viento que la nieve ofrece. La lucidez de estas blancas cumbres compite con el sol. Su peso el iceberg desafía sobre un escenario cambiante y resiste y observa.


Este iceberg labra sus facetas desde dentro. Como joyas de una tumba se salva a sí mismo, siempre, y sólo a sí mismo se embellece, y tal vez a las nieves que tanto nos sorprenden flotando sobre el mar.

Elisabeth Bishop 

mércores, 30 de xaneiro de 2019

“¡Oh, mi mundo ya no existe!” versos de Mircea Cārtārescu




 Traducción: Marian Ochoa de Eribe.

Reseña crítica de 'El guante de plástico rosa' de Dolors Miquel (Poesía)




Dolors, Miquel, El guant de plàstic rosa / El guante de plástico rosa, Libros de la Marisma, Madrid, 2018. 

Publicada en "Nayagua. Revista de poesía del Fundación Centro de Poesía José Hierro"  nº 28, Junio 2018.

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DESGUACE POÉTICO

Este es un libro tramposo, tramposo como una mujer.
Decía Barbey D'Aurevilly allá por el siglo XIX que para los dandies como para las mujeres 'parecer es ser'. He aquí la feminidad, puesta en bandeja en una larga larga, como el tiempo de la tradición, mesa familiar.

En este texto la lectora, el lector de poesía asiste al después de una última cena romántica, y realiza el mismo viaje que hacen los restos orgánicos en el fregadero. Aquí, la poética de Dolors Miquel enfoca el conflicto de los roles de género en una pareja, y es así que el lector se convierte también en un residuo humano, impelido a rodar y rodar hasta el centro del sumidero, en un recorrido laberíntico que termina en el centro del desagüe, aunque por veces se pierde lejos de este confinamiento a otros paisajes, como lo hace también el hombre despojado al que la voz poética amó y mató en una relación violenta y vertiginosa. El texto hilvana fragmentos con filo de aguja, y hace confluir en la lectura al lector arroyado, al amante muerto y a la narradora ensoñada, transportándolos al fondo de las aguas sucias de la desesperación.
Para los que buscan una explicación cautelosamente racional, diré que esta carta póstuma hechapoema es la crónica de la muerte de un amor anunciada. Y es que no es posible la relación sexual. Este hombre muerto, que le dió a la voz poética aborto y dolor, pero también placer y qué pensar, agoniza en un escenario antinatural, la cocina de la casa. Pero el simbolismo mortuorio del libro conecta con la naturaleza porque ¿Acaso hay mejor lugar para el combate entre la pulsión de vida y la pulsión de muerte de la sentimentalidad?

Este hondo y bello texto, luminoso a pesar de la presencia de cuerpos como despojos, imágenes de cipreses tétricos y clamor de plañideras, es todo él una reflexión categórica de sentires que llevaron a este hombre a la muerte y a esta mujer a hablar de ella. Se despliegan aquí numerosas imágenes que desangran enumeraciones de tipos de muertes y tipos de muertos, y remiten al final de la vida a través del canto de esta amante sin espera, ejecutora perjudicada.
Como decía, el libro firmado por Miquel es tramposo, porque tiene un título pop, un título sobre un material, un útil colorido. Es verdad que el sintagma nominal que ordena el volumen 'el guante de plástico rosa' no muestra acción, esto predispone ya a un relato estático, a la asepsia del deseo de la muerte del otro.
El campo semántico del guante de fregar nos lleva a un espacio cerrado, como marcado está también el color rosa. ¿Será determinante para la voz poética que esa segunda piel que protege del sangrado sea de plástico en vez de goma para mostrar lo desechable? ¿Querrá acercarnos al quirófano del hombre para alejarnos de la cocina de la mujer? ¿Le interesará que se superponga la imagen de los 'guantes de médico' para que prejuiciemos la disección del macho? Interesante la duda sin resolver que plantea el título.
El compendido de poemas que tenemos entre manos, propone un juego de dicotomías que desafían alsentido a través del lenguaje, usado y desguzado en catarsis. La palabra en este acontecimiento es blanca, y sana y salva.


Hasta aquí el spoiler, pero lean lean este magnífico libro de la autora catalana, premiado con el LIV Premio de Poesía Ausiàs March de Gandía 2016 y traducido al castellano delicadamente por la poeta Miriam Reyes, en edición de Los libros de la Marisma. Porque la poesía tiene esta gran ventaja: lo que se cuenta no caduca, importa cómo se dice.

Ana Cibeira